La Clota del Calso - Leyenda

Según su testimonio los tres hombres que estaban cociendo el calso se enzarzaron en una discusión con Lorencia, quien se había acercado al Furno en compañía de su hijo y del burro de su propiedad. El asunto pasó a mayores, la sangre se calentó más de lo deseado y la disputa tuvo un desenlace insospechado que terminó en tragedia. Ante el inerte cuerpo de Lorencia, decidieron que arrojarlo al horno era la forma más rápida y efectiva de destruir toda prueba del homicidio. Y así lo hicieron. Sin embargo, quedaba un importante cabo suelto. Con toda seguridad el muchacho, todavía sobrecogido ante lo que acababa de presenciar, lo contaría todo. Quizá los tres hombres solo fueron capaces de vislumbrar una opción, tal vez pensaron que sería mejor sacrificar a un inocente que destruir sus propias familias en el caso de que se conocieran los hechos. Es imposible saber qué pasaría por sus cabezas ni quién tomaría la decisión final. Pero el tiempo apremiaba y decidieron precipitadamente. 
No se puede obviar que eran otros tiempos, que la vida era dura, que todos pretendían proteger a los suyos y asegurar el futuro de su descendencia… Pero no hay nada, absolutamente nada en el mundo, que pueda servir para justificar la crueldad con la que actuarían a continuación. Porque ese fatídico día un niño inocente, indefenso, con toda la vida por vivir, y aterrorizado tras presenciar la muerte de su padre; murió asesinado. Lo hizo en este mismo lugar y fue arrojado al furno para que sus restos desaparecieran carbonizados bajo las piedras de cal. El desgraciado suceso del Furno del Calso, lejos de ser olvidado, nos debería de concienciar de que nunca la crueldad humana debería volver a mancillar la inocencia de un niño.